Se trata de uno de los métodos más antiguos para dar forma a la arcilla. En primer lugar debemos hacer una bola de arcilla. Luego, con el pulgar presionar desde el centro de la bola con los dedos hacia el exterior. A partir de ese momento comenzamos a pellizcar los bordes lentamente, adelgazando las paredes uniformemente. Cuando las paredes tienen el grosor adecuado será el momento de dar forma.